“¿Dónde va la gente y su corazón?”
Parte del aire, Fito Páez.


La muerte es tan natural como la vida misma pero saberla propia de la condición humana no es suficiente para que deje de dolernos. La tristeza de perder a un ser querido puede ir y volver, estar discreta o quedarse latente para siempre y en cualquier caso tendremos que mirarla a los ojos mientras los suyos miran inclementes. Y aunque no podamos deshacernos de su presencia, podemos, tal vez, embellecerla. Entonces la poesía del mundo es precisa y necesaria para sostenerle la mirada y encontrar en ella algún rastro de la belleza de la vida. Y hay canciones que traen poesía y conversan sobre la muerte, los duelos y las tristezas embellecidas por la música y el lenguaje mismo. Estas son algunas canciones que nos hablan sobre la muerte, que es también hablar de la vida, y que podrían no sólo invocar el llanto o la alegría, sino también invitarnos a confirmar, transformar o cuestionar la propia visión de la muerte que cada uno construye a lo largo de su vida y que será fundamental para enfrentarla.

Empezaremos con la canción de Fito Páez y Luis Alberto Spinetta, Parte del aire (1991). De Fito sabemos que perdió a sus padres a temprana edad y cuando tenía 19 años su abuela, su tía abuela y una trabajadora de su casa, las mujeres con quienes compartió su infancia, fueron asesinadas. La canción habla esencialmente de sus padres pero hay una esperanza, que también es consuelo, de un encuentro entre quienes ya no están adornado con el sonido de los grillos del Paraná. Su padre y su madre son parte del aire, del viento, la brisa y todas las partículas delicadas y frescas del universo. Creer en otra forma de la vida después de la muerte es mucho menos desgarrador que negarse a ello y aceptar el final irreversible de la existencia de quien quisimos; creer que la muerte es libertad también dignifica a quien se fue.

“El amor más grande que conocí
sin querer un día pasó por mí.
Por la vía láctea se encontrarán,
en algún planeta, en algún lugar…
Y allí van, sólo, sólo,
en libertad.”




El turno ahora es para la bella canción de Silvio Rodríguez, Al final de este viaje (1978). Yo suelo escuchar la versión de los Bunkers y Manuel García porque la melodía me deja la sensación de lo que hay que soltar. A diferencia de Parte del aire, en la que se habla de lo que puede venir después de la muerte, ésta canción nos habla también de lo que fuimos y de los que quedan. Hemos sido “el pasado del cielo” y, ya muertos, seremos una invitación a la vida para los que “puedan sonreír en medio de la muerte, en plena luz”, porque quienes se quedan terminan haciendo consciencia de la fragilidad de la vida, de lo pequeño que es el tiempo, de la necesidad de vivir aquí y ahora. La muerte se hace llevadera cuando se le ve como una cura del alma, un cese del dolor constante de la humanidad misma.

“Al final de este viaje en la vida quedará
una cura de tiempo y amor,
una gasa que envuelva un viejo dolor.
Al final de este viaje en la vida quedarán
nuestros cuerpos tendidos al sol
como sábanas blancas después del amor.”


Enlace versión Los Bunkers y Manuel García:



Normalizando el tema está la agrupación Paté de la fuá en compañía de Catalina García de Monsieur Periné con la canción Vamos a morir (2014). Digo normalizar porque la letra y la melodía tienen un no sé qué circense que hace que una termine imaginando con gracia el propio camino al cementerio, lo natural que es morir. La muerte no sabe perder y no diferencia “Aunque hayas sido pobre o el dueño de un imperio” y, aunque cueste y como dice Pavese, al final, “vendrá la muerte y tendrá tus ojos”.

“Cuando nos entierran nada nos llevamos
Acostados en la misma tierra
Porque cuando llegue aquel instante
Ya no habrá misterio”



También  quiero mencionar dos canciones de salsa que se bailan llorando cuando se ha perdido a alguien. La primera es Amor y control (1992) de Rubén Blades y la otra es La cuna blanca (1973) de Raphy Leavitt y la orquesta La selecta. La madre de Rubén Blades fue diagnosticada con cáncer terminal y es el origen de la historia que se cuenta. El tema no sólo invita a darle la cara a vida con la mejor y más sensata versión posible de una misma “mantén amor y control siempre ante la pena, combinando la esperanza y el sentimiento, dando la espalda no se van los problemas ni la impaciencia resuelve los sufrimientos”, sino que aborda dos temas importantísimos en esta situación: la enfermedad y el apoyo familiar. La manera de morir es determinante en el duelo porque abre o cierra las puertas del perdón, del adiós y de alivianar y sobrellevar el padecimiento de quien se quiere; lo que se lleva quien se va y cómo lo llevará después quien se quede. El acompañamiento entre familiares y amigos es imprescindible porque el reconocimiento grupal de la muerte nos ayuda a enfrentar la sensación de irrealidad que deja la ausencia. Así, a cada uno le ha parecido una película porque, aunque todos sabemos que vamos a morir, una no termina de creer que llegará, hasta que llega, empieza a ser parte de una nueva realidad que tal vez sea mejor aceptar más pronto que tarde.

“Cuánto control y cuánto amor
tiene que haber en una casa.
Mucho control y mucho amor
para enfrentar a la desgracia.”



Para terminar, la canción de Raphy Leavitt deja a la muerte con una expresión bonita, la de una cara sonriente, una sonrisa en el silencio. También hay una tragedia biográfica detrás de este tema, la muerte del trompetista de la orquesta Luis Maysonet. En un accidente automovilístico de la orquesta murió y el director de la misma, Raphy Leavitt, durante varios meses de inconsciencia en un hospital, soñaba constantemente con una cuna blanca que volaba; ésta fue la visión que le contó de la muerte de su compañero. La muerte es bella cuando es un silencio, un descanso, una sonrisa eterna.

“Que nadie grite,
que nadie llore de sentimiento
si aquel amigo sólo se ha ido
al descanso eterno.
Nadie se atreva a llorar, dejen que ria en silencio”



La música traerá siempre recuerdos y miraremos al vacío con algún gesto de lo evocado. Y también nos confrontará con la propia construcción que tenemos de las cosas del mundo. Hacer consciencia de nuestros puntos de vista frente al dolor y la muerte puede ayudarnos a formular una realidad propia y adaptada a cada individualidad para seguir y aceptar el duelo, los cambios que serán, finalmente, una evolución.


“¿Dónde van los años y este dolor?”
Fito Páez, parte del aire.


Referencias bibliográficas:

El tresTV. Archivo el tres, 7 de noviembre de 1986.Visto en marzo de 2022 en : https://www.youtube.com/watch?v=_PPR8kJw_jE

Salserísimo Perú, Expediente salsa: Amor y control. Visto en marzo de 2022 en https://www.youtube.com/watch?v=cfp7CrMumNI

Salserísimo Perú, Expediente salsa: La cuna blanca. Visto en marzo de 2022 en https://www.youtube.com/watch?v=eLuFUiZe_Uc

Salserísimo Perú, Expediente salsa: Amor y control. Visto en marzo de 2022 en https://www.youtube.com/watch?v=cfp7CrMumNI